El abono adecuado para un huerto urbano debe adaptarse a las necesidades de las plantas y al espacio reducido en el que se cultivan. Los abonos orgánicos, como el compost casero o el humus de lombriz, son ideales para mejorar la fertilidad del suelo y fomentar un crecimiento saludable. Además, los fertilizantes líquidos ecológicos ofrecen una solución práctica para aportar nutrientes en sistemas de cultivo en macetas o pequeños espacios.
La clave para un abonado efectivo es conocer las necesidades específicas de las plantas. Por ejemplo, los cultivos de hoja, como la lechuga, requieren más nitrógeno, mientras que los tomates y pimientos necesitan mayor cantidad de potasio y fósforo. Aplica el abono alrededor de las plantas, evitando el contacto directo con los tallos, y remueve ligeramente la tierra para facilitar la absorción.
El momento del abonado depende del ciclo de vida del cultivo:
Antes de plantar: Incorpora abono al preparar el sustrato para enriquecer el suelo.
Durante el crecimiento: Aplica abonos líquidos o sólidos según las necesidades de cada etapa.
Después de la cosecha: Enriquecer el suelo con compost ayuda a regenerar los nutrientes perdidos.
El abonado regular es una parte esencial del mantenimiento de un huerto urbano. Sin embargo, es importante combinarlo con otros cuidados, como:
Rotación de cultivos: Previene el agotamiento del suelo y minimiza plagas.
Control de riego: Evita el exceso de agua, que puede diluir los nutrientes aplicados.
Uso de mulch o acolchado: Conserva la humedad y mejora la efectividad del abono.
A la hora de seleccionar un abono para tu huerto urbano, ten en cuenta factores como:
Espacio y tipo de cultivo: Las macetas o mesas de cultivo necesitan fertilizantes adaptados para sustratos limitados.
Disponibilidad de tiempo: Si prefieres una opción práctica, los abonos líquidos ecológicos son fáciles de aplicar.
Sostenibilidad: Elige productos certificados como orgánicos para garantizar un impacto ambiental mínimo y un cultivo saludable.
