Cómo colocar malla antihierbas: guía paso a paso y consejos prácticos

Aprende a instalar malla antihierbas fácilmente

La malla antihierbas o malla de suelo es una solución efectiva y duradera para prevenir el crecimiento de maleza en jardines, huertos y zonas ajardinadas. Gracias a su diseño, permite mantener el terreno libre de malas hierbas sin el uso continuo de herbicidas, ayudando a conservar la humedad del suelo y mejorando la estética del espacio. En esta guía te explicamos paso a paso cómo colocarla correctamente, con consejos prácticos, errores a evitar y recomendaciones de expertos.

Preparación del terreno

Antes de colocar la malla, es fundamental preparar adecuadamente el terreno. Este proceso, aunque pueda parecer sencillo, es clave para que la instalación tenga éxito a largo plazo.

Limpieza y eliminación de malezas

Una limpieza exhaustiva es fundamental para evitar que las hierbas crezcan bajo la malla y comprometan su función. Para ello:

  • Elimina todas las malas hierbas existentes, ya sea manualmente o utilizando herramientas de jardinería. Si el área está muy invadida, considera el uso de un herbicida unos días antes de comenzar la instalación.

  • Retira piedras, raíces y residuos que puedan dañar o deformar la malla.

  • Asegúrate de que el suelo esté seco antes de proceder, ya que trabajar sobre suelo húmedo puede compactarlo y dificultar la instalación.

Nivelación y acondicionamiento del suelo

Una vez limpio, el terreno debe estar bien nivelado para garantizar una base uniforme:

  • Rellena pequeños baches y elimina montículos que puedan crear irregularidades bajo la malla.

  • Añade una fina capa de arena o grava para mejorar el drenaje, especialmente en suelos arcillosos. Esto ayuda a evitar la acumulación de bolsas de agua bajo la malla, previniendo problemas de pudrición en las raíces de las plantas.

  • Compacta ligeramente el suelo para proporcionar una superficie firme y estable sobre la cual colocar la malla.

Selección de la malla antihierbas adecuada

Elegir la malla correcta es tan importante como instalarla adecuadamente. No se trata solo de adquirir un rollo y extenderlo; existen diversas opciones en el mercado que varían en material, densidad y características específicas.

Tipos de mallas según material y densidad

Las mallas antihierbas se clasifican principalmente por el material de fabricación y su densidad o gramaje:

  • Mallas tejidas de polipropileno: son resistentes y permiten el paso del agua y el aire, bloqueando la luz solar para impedir el crecimiento de malezas. Su densidad varía generalmente entre 105 g/m² y 130 g/m². Las de menor gramaje son adecuadas para jardines domésticos, mientras que las más densas se recomiendan para usos agrícolas o áreas de alto tránsito.

  • Geotextiles no tejidos: fabricados con fibras prensadas, ofrecen una mayor resistencia al punzonamiento y son ideales para suelos con raíces agresivas o donde se requiere una mayor durabilidad. Su gramaje suele ser de 125 g/m².

Criterios para elegir la malla según el terreno y las plantas

Al seleccionar la malla adecuada, considera los siguientes aspectos:

  • Tipo de suelo: en terrenos pedregosos o con raíces fuertes, opta por mallas de mayor resistencia al desgarro.

  • Clima y exposición solar: las mallas con tratamiento UV son preferibles en áreas con alta exposición al sol para prolongar su vida útil.

  • Uso previsto: para cultivos temporales, una malla de menor gramaje puede ser suficiente, mientras que para plantaciones perennes o jardines de larga duración, es recomendable invertir en una malla más densa y duradera.

  • Estética: si la malla estará expuesta, considera colores que se integren con el entorno, como verde o marrón.

Evaluar cuidadosamente estos factores te permitirá seleccionar una malla que se adapte a las necesidades específicas de tu proyecto, garantizando su eficacia y longevidad.

Instalación de la malla antihierbas

Una instalación correcta es fundamental para maximizar la eficacia de la malla antihierbas. A continuación, se detallan los pasos esenciales para llevar a cabo este proceso.

Extensión y colocación sobre el terreno

Una vez preparado el terreno y seleccionada la malla adecuada, sigue estos pasos para su colocación:

  1. Desenrollado de la malla: extiende la malla sobre el área preparada, asegurándote de cubrir completamente la superficie deseada. Si la malla no es lo suficientemente ancha, será necesario solapar varias tiras.
  2. Ajuste y tensado: estira la malla para eliminar arrugas y asegurar que quede bien ajustada al suelo. Una malla bien tensada minimiza espacios donde las malas hierbas podrían emerger.
  3. Adaptación a obstáculos: si existen árboles, arbustos u otros elementos, realiza cortes en la malla para ajustarla alrededor de ellos, procurando que las aberturas sean lo más ajustadas posible para evitar que las malezas encuentren un camino para crecer.

Solapamiento y unión de piezas de malla

Cuando se utilizan múltiples piezas de malla, es crucial solaparlas correctamente para evitar que las malas hierbas crezcan entre las uniones:

Solapamiento adecuado: superpone las tiras de malla entre 10 y 15 cm. Este margen asegura que no queden espacios por donde puedan emerger las malezas.

Fijación de las uniones: utiliza grapas de jardín o estacas para mantener las secciones solapadas en su lugar, evitando que se desplacen con el viento o el tránsito.

Este procedimiento garantiza una cobertura continua y efectiva, reduciendo las posibilidades de que las malas hierbas penetren por las juntas.

Fijación con grapas, estacas u otros métodos

  • Grapas de sujeción: grapas metálicas en forma de "U" que se clavan directamente en el suelo a través de la malla, recomendadas cada 2 o 3 metros en bordes y uniones. ​
  • Estacas o piquetas: adecuadas para terrenos compactos o pedregosos, se introducen en el suelo atravesando la malla, proporcionando una sujeción robusta. ​
  • Anclaje en zanjas: consiste en enterrar los bordes de la malla en zanjas de 20-30 cm de profundidad alrededor del perímetro, rellenándolas posteriormente con tierra compactada. ​
  • Pesos y recubrimientos: cubrir la malla con grava, corteza de pino u otros materiales decorativos ayuda a mantenerla en su lugar, aunque es recomendable combinar este método con grapas o estacas para mayor seguridad.

Errores comunes y cómo evitarlos

La instalación de una malla antihierbas puede parecer sencilla, pero ciertos errores pueden comprometer su eficacia y durabilidad. A continuación, se detallan algunos de los fallos más comunes y las soluciones para prevenirlos.​

Problemas en la instalación y sus soluciones

  • Preparación inadecuada del terreno: no limpiar y nivelar correctamente el suelo antes de la instalación puede reducir la efectividad de la malla. Asegúrese de eliminar piedras, raíces y maleza, y de nivelar el terreno para garantizar un ajuste óptimo.

  • Solapamiento insuficiente de la malla: unir las secciones de la malla sin el solapamiento adecuado (se recomienda al menos 5 cm) puede permitir el crecimiento de maleza entre las juntas. Verifique que las uniones estén bien solapadas y fijadas.

  • Fijación deficiente: no asegurar la malla con grapas o estacas a intervalos regulares puede provocar desplazamientos. Es recomendable colocar fijaciones cada 50 cm en los bordes y uniones para mantener la malla en su lugar.

Fallos en la elección de materiales adecuados

  • Uso de mallas de baja calidad: optar por mallas sin tratamiento UV o de materiales poco resistentes puede resultar en un deterioro prematuro. Seleccione mallas de polipropileno o polietileno con protección UV para una mayor durabilidad. ​

  • Selección incorrecta del tipo de malla: no todas las mallas son adecuadas para cualquier aplicación. Por ejemplo, las mallas de rafia son ideales para terrazas y jardines, mientras que las geotextiles son más apropiadas para huertos y taludes. 

Problemas derivados del mantenimiento insuficiente

  • Acumulación de residuos sobre la malla: la acumulación de hojas, tierra y otros desechos puede propiciar el crecimiento de maleza sobre la malla. Realice limpiezas periódicas para mantener la superficie libre de residuos. 

  • Desgaste por exposición prolongada: aunque las mallas están diseñadas para resistir condiciones exteriores, una exposición continua sin recubrimiento puede acelerar su deterioro. Cubrir la malla con materiales como grava o corteza de pino mejora la estética y la protege de los rayos UV y otros factores ambientales.

Errores en el diseño o planificación inicial

  • Falta de consideración del drenaje: no planificar un sistema de drenaje adecuado puede provocar acumulaciones de agua sobre la malla, afectando tanto a la malla como a las plantas deseadas. Asegúrese de que el terreno tenga una pendiente adecuada o instale sistemas de drenaje para evitar encharcamientos. ​

  • Cobertura insuficiente de la superficie: no cubrir completamente el área deseada o dejar espacios sin malla puede permitir que la maleza crezca en esas zonas. Mida y planifique correctamente para cubrir toda la superficie necesaria.

¿Todavía tienes dudas? En Castillo Arnedo resolveremos todas tus consultas. ¡Ponte en contacto con nosotros! 

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